EL AISLAMIENTO SOCIAL NO SOLO HA TRAÍDO CRISIS ECONÓMICA SINO TAMBIÉN UNA CRISIS MORAL Y UN DEBILITAMIENTO DE LA JUSTICIA; EL INESPERADO E INCONTROLABLE CRECIMIENTO DE LA IMPUNIDAD, LA SOBERBIA Y EL AUTORITARISMO EN ALGUNOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS TRAERA TERRIBLES CONSECUENCIAS.

Los dueños de todo, los propietarios de cada metro cuadrado de las instituciones estatales, los amos de la gestión publica y los todopoderosos que hacen y deshacen en tiempos de pandemia, se han multiplicado rápidamente a causa de un débil control político y social o quizá porque los niveles de insensibilidad por el prójimo han infectado las alicaídas personalidades de los funcionarios; sin nadie que los vigile, sin nadie que los supervise o fiscalice actúan abierta y evidentemente en actos dolosos, peligrosos y delincuenciales; antes todavía se escondían en la sombra y actuaban de manera clandestina, siempre bajo la alfombras, siempre detrás del telón y siempre sin dar la cara; sin embargo ahora se muestran expuestos; ellos saben que los ciudadanos están mas preocupados en parar la olla, por conseguir dinero para sobrevivir, por ello han dirigido sus reflectores a otras situaciones de importancia para su supervivencia descuidando su rol vigilante de la implementación de políticas públicas y el correcto uso de los dineros del estado. Perder la vergüenza, actuar como conchudos y mostrar sus miserias no les interesa, total ellos piensan que nadie los ve y si los ven no les importa porque nadie se atrevería a enfrentarlos, denunciarlos o evidenciarlos, quizá actúan porque son de los pocos privilegiados en tener actualmente un trabajo, un cargo y poder factico; eso los ha convertido en depositarios de impunidad, inmunidad e insolvencia moral. Ellos ya no le temen a prensa, no les miedo las denuncias ni las investigaciones; compran chueco, concertan con los proveedores, inflan los precios, se enconden en ataúdes, convierten las alcaldías en cantinas y contratan a sus parientes, convivientes y amantes de turno; todo por aprovechar de las circunstancias, repiten una y otra vez su máxima “a río revuelto ganancia de pescadores” se creen los mas audaces, astutos e inteligentes.
Los malos ahora son más malos, los déspotas ahora son prepotentes, los arrogantes se han vuelto en abusivos y aquellos que se encontraban de aprendices, en tiempo récord se han transformado en las peores versiones de funcionarios que nos podríamos imaginar. De trato autoritario, menospreciando el talento profesional le cierran el paso a cualquiera que quiera aportar con el desarrollo local o de casualidad y por desgracia busque un trabajo o una oportunidad; que importante es que las autoridades vigilen y controlen a sus funcionarios para que estos no se descarrilen, no se desorienten y desubiquen; estoy seguro de que terminado el aislamiento social, las denuncias lloverán a cantaros al punto de desbordarse incontroladamente perjudicando siempre a quienes dirigen y son las cabezas políticas de las entidades locales del estado.
Robar, estafar, delinquir y aprovecharse de la confianza de las autoridades es común; actuar a espaldas de quienes les dieron la confianza es natural, solo que esta vez esto, ha crecido exponencialmente por la falta de control.
Así como se han formado comandos para enfrentar la emergencia sanitaria también se debe organizar a grupos de servidores públicos que se encarguen de garantizar que los dineros del estado no caigan en manos de un virus más letal y más peligro que no ataca la parte fisiológica del ser humano sino la mente, “la corrupción” ya nos ha llevado a cuidado intensivos a nivel moral y arrastrado a varios inocentes con él. Es momento de desinfectar las entidades publicas y extirpar a los malos funcionarios, a esos que se creen los dueños y los amos de todo y de todos.

SEGMENTO POLÍTICO: PIEDRA EN EL ZAPATO

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