LA SEMANA SANTA EN CUSCO

Un encuentro del catolicismo y costumbres andinas que se trenzan de manera armónica.

A diferencia de otras celebraciones, la semana Santa en Cusco inicia el Domingo de Ramos y tiene como día principal el Lunes Santo, ya que en dicha fecha empieza la procesión del Patrón Jurado del Cusco, el Señor de los Temblores, y culmina el Domingo de Resurrección.

El Domingo de Ramos es el día que marca el final de la Cuaresma y el co­mienzo de la Semana Santa. En este día, los devotos asisten a las distintas parroquias de la ciudad llevando hojas de palma, y cruces tejidas de la mis­ma planta, las cuales se bendicen en las celebraciones Eucarísticas que hay en los templos de la ciudad. Además, Los fieles también visitan la Catedral del Cusco, el templo más importante de la ciudad, pues en el Domingo de Ramos se realiza una misa en quechua a partir de las cinco de la mañana.

EL SEÑOR DE LOS TEMBLORES

El Lunes Santo es la fecha más im­portante para la renovación de la Fe católica en Cusco. En medio de una serie de rituales y costumbres cus­queñas, la imagen del Señor de los Temblores o popularmente conoci­do como el “Taytacha”, bendice a su pueblo. Más de 50 mil personas llegan hasta la Plaza Mayor y siguen el reco­rrido de la sagrada efigie para recibir “La Bendición”. Es el momento de mayor devoción para la feligresía.

La historia señala que, todo comen­zó el 31 de mayo de 1650, cuando un fuerte terremoto atemorizó a los po­bladores de la ciudad. Como un acto de fe, sacaron en procesión a la ima­gen del Cristo de la Buena Muerte y lograron que la tierra deje de temblar. Así lo reseña David Ugarte Vega en el libro Tesoros de la Catedral de Cusco. A partir de este hecho, la imagen — que recibió el nombre del Señor de los Temblores o Taytacha de los Temblo­res— saldría en procesión cada 31 de marzo. Desde 1741, esta imagen, que luego sería estudiada y se sabría que fue elaborada en el Cusco, se venera los lunes santos, es decir, al inicio de la Semana Santa.

Uno de los actos más representativos de la procesión del Taytacha es el can­to de las Ch’ayñas, un grupo de mu­jeres con voz melodiosa que entonan alabanzas en quechua al pie del altar del Patrón Jurado de Cusco. Median­te el canto, estas mujeres agradecen, pero también piden favores para toda la feligresía. Los músicos varones marcados por el tiempo, acompañan las entonaciones agudas con el piano (pampapiano), el acordeón, el violín y la mandolina.

La procesión del Señor de los Tem­blores tiene especial importancia, por­que permite vivir con claridad el sin­cretismo religioso. La cultura andina y la religión católica comparten espa­cios y rituales de manera armónica. La misma Catedral del Cusco, en la que reposa la imagen, está construida so­bre la base del antiguo templo dedica­do al dios “Apu Ila Tikse Wiracocha”. La imagen del Señor de los Temblores es llevada en procesión por diferentes calles de la ciudad como se hacía con las antiguas momias de los jefes, sa­cerdotes y los gobernantes del inca­nato. Todo en medio de un velo rojo que es pintado por la flor de Ñucchu (salvia esplendes), la flor que se em­pleaba para ofrendar a Wiracocha y con la que actualmente se confecciona la corona del Señor de los Temblores.

HUMILDAD, TRADICIÓN Y FE

La Semana Santa continúa con el Jue­ves Santo, día donde se rememoran ciertos pasajes bíblicos. Tenemos al arzobispo haciendo el lavado de pies a doce ancianos, al igual que Jesús lo hizo con sus discípulos y, también, las familias recorren las calles del Centro Histórico en una ruta conocida como los “Siete Templos”, recordando las caídas de Jesús en su camino al Cal­vario.

El Viernes Santo es muy familiar en Cusco por la “tradición de los doce platos”, en alusión a los doce discípu­los de Cristo. La sopa y otros platos, suelen prepararse con ingredientes locales. Parte de las meriendas se pre­paran con tarwi, huevos, leche y que­so. La comida siempre representa una tradición especial. Otros ingredientes presentes en la mesa son, el maíz, ollu­cos, trigo y papas. En las calles, encon­trarás platillos con estos ingredientes andinos, además de potajes en base al pescado y otros fritos marinos. El Viernes Santo en Cusco, se come rico y se come mucho.

El Domingo de Resurrección comien­za con una gran multitud de creyentes a las siete de la mañana. Asisten a la primera misa de la mañana y escucha el sermón del Domingo de Resurrec­ción. Este es el día más importante para los cristianos, ya que celebra la resurrección de Jesús. De esta manera, la Semana Santa finaliza en la ciudad imperial del Cusco.

Muchas familias cusqueñas prefieren pasar la Semana Santa en provincias, espacios de tranquilidad para escapar a la rutina diaria de la ciudad. Pero en cada ciudad y comunidad de nuestra tierra se siente la presencia del Señor y se le rinde culto con las costumbres propias del lugar.

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