DESEMPLEO JUVENIL EN LA REGIÓN DEL CUSCO ¿CÓMO IMPACTÓ LA PANDEMIA?

La pandemia ha desnudado nuestro precario sistema de salud y también ha demostrado que el actual sistema económico tiene una estructura basada en la informalidad que al mínimo movimiento comienza a desmoronarse. Una de las primeras consecuencias del covid-19 en la economía cusqueña es la pérdida de puestos de trabajo formal e informal. Según el estudio realizado por el Centro de Estudio Empresariales de la Cámara de Comercio del Cusco (CEE), el desempleo ha calado más fuerte en los grupos juveniles que no tenían estabilidad en sus centros laborales.

El acceso a un trabajo productivo y decente es el camino hacia el crecimiento y diversificación de las economías. La realización de esta es una de las metas establecidas para erradicar la pobreza extrema y el hambre en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La pandemia a causa del coronavirus ha afectado diversos grupos, siendo el juvenil uno de los más golpeados. Durante el primer trimestre del 2021, el desempleo general alcanzó el 5.4%. Esto significa que 43 mil personas estuvieron sin trabajo en Cusco, durante este periodo de tiempo.

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2020, como consecuencia de la fuerte crisis económica, la tasa de desempleo nacional fue de 7,4%, casi duplicando a la del 2019 (3,9%). El Cusco no fue ajeno a este impacto negativo, ya que en 2019 el desempleó general fue del 1.5%, en el 2020 se duplicó al 3.7%, la tasa más alta en los últimos cinco años y para el primer trimestre del 2021 alcanzó a 5.4%. Esta caída del empleo en nuestra región tiene una repercusión en el desarrollo regional y en la canasta básica de miles de familias cusqueñas.

LOS JÓVENES SIN TRABAJO

Según los estudios del INEI en su Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) y el Centro de Estudios Empresariales Cámara de Comercio Cusco, el desempleo empeora para la población joven entre los 14 y 19 años, por las dificultades que enfrenta para insertarse al mercado laboral. Ya en condiciones regulares (anteriores al Covid-19) era difícil que la población juvenil encontrara trabajo. En las actuales circunstancias, conseguir un puesto laboral es casi imposible.

Según la Enaho, en el 2020, el desempleo juvenil en la región del Cusco alcanzó el 5.10% y se incrementó en 0.6 puntos porcentuales respecto al año anterior. Para el primer trimestre del 2021 se registró la tasa más alta de desempleo gde los últimos tiempos, de un total de 227 mil personas, 13.2% estuvieron desempleados.

Para el segundo trimestre del 2021 en la región Cusco, cerca de 30 mil jóvenes (14-29 años) se encuentran desempleados, representa el 71% del total de la población desempleada. Es decir; uno de cada cinco jóvenes no consigue empleo en Cusco. Un fenómeno que ha venido creciendo durante los últimos años y durante la pandemia el impacto es insostenible.

El problema no solo radica en la escasez de trabajo, sino también en la calidad de trabajo. La informalidad ya estaba presente en la región y en pandemia del COVID-19 debido a los despedidos o cierre de empresas en donde laboraban empezaron a migrar a trabajos en condiciones desfavorables, la informalidad aumentó al 91% en la población ocupada juvenil. Según la ENAHO, para el segundo trimestre del 2021 alrededor de 195 mil trabajadores jóvenes en el Cusco están empleados en la economía informal. Un trabajador es considerado empleado en condiciones de informalidad si la empresa donde realiza una actividad remunerada no está registrada legalmente o si los empleados de la compañía no están registrados en la administración tributaria, por lo tanto, no tiene acceso a beneficios sociales. Este es el caso de ocho trabajadores jóvenes de cada diez en Cusco, donde la tasa de informalidad laboral asciende a un 83%.

LA CAÍDA DEL TURISMO Y EL EMPLEO

Según las estadísticas, el sector turístico fue uno de los más golpeados con la pandemia del coronavirus y en Cusco la caída de empleos tiene relación con la disminución de arribos a hospedajes. Hubo una caída del -73.8% de visitantes respecto al 2019. Durante los peores momentos de la pandemia por el covid-19, era habitual que todos los negocios de la Plaza Mayor del Cusco estuvieran cerrados, este mismo fenómeno ocurrió en los principales atractivos turísticos de la región como Machupicchu y las ciudades del Valle Sagrado, lugares donde los trabajadores eran jóvenes.

El inadecuado acceso de los jóvenes al mercado laboral a raíz de la crisis del COVID-19 tiene consecuencias severas en el corto plazo: Reduce el ingreso y el acceso a servicios básicos, impacta más allá de los indicadores laborales pues desmejora el bienestar emocional, puede aumentar conductas de riesgo como el consumo de drogas y alcohol generando costos para los individuos, familias y la sociedad.

A largo plazo también hay consecuencias. De acuerdo con estudios, las condiciones al inicio de la vida profesional podrían tener efectos persistentes en toda la trayectoria en términos de acceso, calidad, e ingresos. El impacto económico causado por la crisis de COVID-19 también corre el riesgo de agravar las desigualdades existentes entre los jóvenes. Por ejemplo, durante la crisis financiera de 2007-2008, los jóvenes con bajos niveles de educación (por debajo de la secundaria superior) fueron los más afectados por el desempleo y la inactividad, que persistieron durante la lenta recuperación. Cifras recientes muestran que los jóvenes que no tienen más que educación secundaria inferior tienen tres veces más probabilidades de ser ninis (no estudian, ni trabajan) en comparación con los que tienen un título universitario, lo que, a su vez, repercute en las perspectivas laborales futuras y las ganancias (OECD, 2020).

El Presidente de la Cámara de Comercio de Cusco, Edy Cuellar Margholt, advierte que para revertir el desempleo juvenil, el Estado debe trabajar de forma articulada con el privado con el objetivo de fomentar más trabajo, además de apoyar a las empresas y a los emprendedores. “Las pequeñas y medianas empresas deben contar con un apoyo financiero y las barreras burocráticas. No puede ser que un emprendedor deba sufrir con los trámites administrativos en las municipalidades y otros entes del estado para abrir un nuevo negocio. Se deben dar incentivos tributarios y para facilitarle la vida al emprendedor. Todo esto genera más trabajo, en especial para los jóvenes”, señaló.

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