Le quitaron su herramienta de trabajo, la tiraron contra el piso y vehículo paso por encima de su pie.
Eran aproximadamente las 3 de la tarde del último miércoles, Raquel Quispe Condori (35) una humilde comerciante ambulante realizaba sus actividades como todos los días en alrededores del Mercado de San Pedro. Ella se dedica a la venta de jugo de naranja en su carreta y siempre estaba como muchas de sus compañeras al asecho del personal de serenazgo de la Municipalidad Provincial del Cusco. Ese día para su mala suerte, fue el blanco fácil de los trabajadores ediles, quienes le decomisaron por la fuerza su carreta, lanzándolo al vehículo municipal. En ese momento Raquel Quispe, en su afán desesperado de recuperar su herramienta de trabajo se enfrentó a los trabajadores, quienes la tiraron al piso quedando uno de sus pies debajo de la llanta posterior del carro. Circunstancias en qué el chofer arrancó y pasó por encima de su pie derecho. El impacto hizo que la comerciante grite y solo así los trabajadores de la municipalidad se dieron cuenta que habían atropellado a la humilde señora. Sin embargo, lejos de socorrerla de inmediato llevándola a un establecimiento de salud, lo primero que hicieron los insensibles empleados fue cogerla de los brazos y lanzarla como un bulto al carro para conducirla al campamento de Saphy. Allí dejaron la carreta de jugos y luego recién pretendieron llevarla por emergencia a un nosocomio. Cuando la unidad vehicular color blanco de placa de rodaje EGG504 se trasportaba por la Plaza San Francisco, Raquel se percató de la presencia de un efectivo policial, entonces comenzó a gritar solo así fue
conducida a la Comisaría de Saphy, donde puso la denuncia. Aunque al principio no le quisieron recibir la demanda, indicaron sus compañeras. Luego de toda está peripecia y quejándose de dolor, recién fue llevada a la Clínica Pardo, donde -si bien es cierto- le sacaron una radiografía del pie lastimado, le recetaron algunos medicamentos, pero de manera extraña, la humilde señora no vio la placa de la radiografía, tampoco los trabajadores compraron los medicamentos recetados. Luego de la atención los servidores la dejaron a su suerte en la clínica y ella como pudo se fue a su casa, el descanso médico que tiene es por cinco días. Desde aquel día, Raquel no trabaja y un día que no trabaja es fatal, porque ella es padre y madre para sus tres menores hijos de 11, 9 y 7 años de edad. Asume los gastos de alquiler, agua, luz y otros. En medio de toda esta tragedia, algo gratificante que quedó impregnado en la mente de muchos fue la solidaridad no solo de sus compañeras de trabajo, sino también de algunos transeúntes, quienes el último sábado le ayudaron tal vez con lo poco que tenían. En señal de protesta a lo ocurrido, el último sábado los comerciantes realizaron una protesta en una de las puertas del Mercado San Pedro, donde revelaron que no es la única vez que pasó este accidente y dijeron con lágrimas que los trabajadores municipales les insultan con una serie de calificativos denigrantes a la persona. Ellas están dispuestas a dejar las vías públicas, pero piden al alcalde Víctor Boluarte Medina, reubicarles a otro sector.