A LA CARGA POR EL GASODUCTO

El proyecto está paralizado desde el 2017 pero los dirigentes descartan otras posibilidades.

Cusco nuevamente se levanta para exigir la construcción del gasoduc­to, obra que se encuentra paralizada desde el 2017 con un avance del 30 %. El último fin de semana, los diri­gentes del sur peruano participaron de un ‘encuentro macro regional’ para acordar las medidas de fuerza que asumirán al exigir la conclusión de este proyecto. Lo curioso de este re­clamo es que, el gasoducto solo es un medio de transporte para llevar el gas natural desde la selva cusqueña hasta la ciudad Imperial; sin embargo, los dirigentes y algunas autoridades no aceptan la posibilidad de utilizar otra modalidad de transporte como los ca­miones, mecanismo conocido como ‘gas virtual’.

OBJETIVO: GAS O GASODUC­TO

El principal argumento que utilizan los que exigen el gasoducto es que, este método de transporte permitirá contar con ingentes cantidades de gas natural, lo cual generará la inmediata industrialización de todo el sur perua­no. Sin embargo, no reparan en el alto costo de la instalación de la tubería de 32 pulgas por 940 kilómetros. El proyecto que está abandonado por la empresa Odebrecht tenía un costo de US$ 7 mil 328 millones.

Por su parte, el proyecto de ‘gas vir­tual’ consiste en transportar el gas natural en camiones, en estado licue­factado (a menos de -160 grados de temperatura) para reducir el volumen, desde Camisea hasta Cusco. Una vez en la Ciudad Imperial, el combustible es llevado a las 3 plantas de regasifica­ción que ya existen y luego, mediante una tubería de 9 kilómetros que atra­viesa la ciudad, distribuir a más de 50 mil viviendas. Todo este proyecto, no sobrepasa los US$ 150 millones.

Además, todos los especialistas coin­ciden en señalar que ambos proyectos son complementarios. “Una vez que se ponga en marcha el sistema de ‘gas virtual’ y más de 50 mil viviendas utilicen el gas natural, es mucho más factible que sea rentable el gasoducto desde Camisea, pues ya existiría un gran número de consumidores. Es­taríamos implementando el mismo sistema que utilizan las principales ciudades de Europa, donde el sistema virtual es el más extendido y eficiente. En este momento, es muy difícil que alguna empresa acepte hacerse cargo del proyecto paralizado, pues tendría que asumir todos los pasivos de una obra que tiene demandas penales y ar­bitrajes internacionales. El gas en ca­miones es lo más viable desde el pun­to de vista económico, técnico y legal”, señala Wilberts Loayza, propietario de una de las plantas de regasificación que ya está instalada en Cusco y que sirve para surtir de gas natural a casi 4 mil vehículos.

A pesar de las enormes ventajas del sistema virtual, por encima del ga­soducto, los dirigentes de las regiones del sur peruano han confirmado que persistirán con exigir la construc­ción de la tubería grande, costosa y con demandas. Entre sus principa­les acuerdos, destaca el rechazo a la construcción del gasoducto costero (Ica-Arequipa-Moquegua-Tacna), pues consideran que esta obra dejaría sin opciones de concluir la tubería que pasa por Cusco y que también termina en Arequipa. El próximo 15 de marzo se volverán a reunir en Arequipa para fijar la fecha exacta de un paro macro regional en todo el sur peruano, existe alta probabilidad que esta medida de fuerza se realice en el mes de abril.

FRUTO DE LA CORRUPCIÓN

Actualmente, el gas natural que se extrae de la selva de Camisea en Cusco, es llevado hacia Lima por el gasoducto administrado por la em­presa Transportadora de Gas del Perú (TGP), luego de abastecer a las em­presas y a los hogares de la capital, el 80 % es exportado hacia México. La venta al extranjero hizo viable la construcción del tubo. En 2013, el gobierno de Ollanta Humala canceló la construcción de una nueva tube­ría que costaría US$ 1,300 millones y que licitó su antecesor Alan García Pérez. Inmediatamente, concesionó el Gasoducto Sur Peruano a la brasileña Odebrecht por el valor de US$ 7,360 millones. Para viabilizar la construc­ción del tubo para el sur del Perú, se instalaron dos centrales termoeléctri­cas en Arequipa (El Nodo Energéti­co), las mismas que consumirían gran parte de este combustible para generar electricidad y de paso se abastecería a los hogares del Cusco, con la esperan­za inmediata de generar industria.

Sin embargo, el proyecto del Ga­soducto Sur Peruano fue paralizado el 2017, cuando el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski resolvió el contrato con el consorcio que estaba integrado por las empresas Odebrecht de Bra­sil con el 55 % de acciones, Enagas de España con el 25 % de acciones y Graña y Montero de Perú con el 20 % de acciones. Este consorcio no pudo presentar el cierre financiero para ejecutar la obra, pues tenía serios problemas crediticios a nivel mundial por estar inmersa en casos de corrup­ción en varios países.

El nodo energético que comprende las dos termoeléctricas ubicadas en Mollendo-Arequipa e Ilo-Moquegua demandó la inversión privada de US$ 800 millones. Ahora estas empresas inversoras, exigen ser abastecidas con el gas natural de Camisea y recuperar su dinero.

Ante los serios inconvenientes que tiene el Estado peruano para reactivar el proyecto del Gasoducto Sur Perua­no, a finales del año 2024, la empresa TGP ha propuesto oficialmente a los arequipeños, llevar el gas de Camisea mediante un nuevo gasoducto de 923 kilómetros de longitud que conectará la localidad de Humay (Pisco) con la Ciudad Blanca y los puertos de Mo­llendo e Ilo. TGP asumirá toda la in­versión de la construcción que llega a US$1,991 millones por el tubo de 24 pulgadas de diámetro con capacidad para transportar 300 millones de pies cúbicos diarios de gas natural. A cam­bio de ejecutar esta obra en un plazo de 2 años, TGP ha solicitado al Go­bierno, una adenda para extender en diez años la vigencia de su contrato de concesión que expira en el 2033. “El contrato de construcción permi­te adendas para extender el contra­to de 10 años en 10 años. El marco para todo esto es la Ley Orgánica de Hidrocarburos que dice que las con­cesiones de transporte pueden durar máximo 60 años. Nosotros tenemos 33 años y estamos pidiendo diez más”, indica el pedido.

De concretarse la construcción del tubo por la costa de Arequipa y abas­tecer a las termoeléctricas del Nodo Energético, la obra que está paraliza­da en Cusco ya no tendría razón de ser concluida. Por este motivo, el pro­pio gobernador del Cusco, Werner Salcedo, ha advertido que no permiti­rá la construcción del gasoducto, pues “el Cusco debe ser beneficiado antes que cualquier otra región”.

De esta manera, el sur peruano re­tomará la exigencia de construir el gasoducto, tal como ocurrió, desde el inicio de la explotación del gas de Ca­misea en 2004.

Sin embargo, parece que el objetivo se ha confundido, pues lo que reclaman los hogares es gas natural, sin im­portar cómo llega, pues cada familia ahorraría un promedio de S/ 100 al mes.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here