La pequeña Flor tuvo una corta vida porque quienes debieron cuidarla y protegerla, simplemente no lo hicieron.
Su pequeño cuerpo de apenas 03 años tuvo que soportar abusos y agresiones constantes. Su inocente ser tuvo que presenciar en reiteradas ocasiones, hechos de violencia entre sus padres cuya prioridad era conseguir dinero para comprar cañazo y beber hasta perder el conocimiento; en lugar de comprar comida para ella y sus tres hermanos. Así fue la trágica y corta existencia de Flor en manos de sus padres, quienes ahora son señalados como los principales responsables de su muerte, pero no son los únicos, en esta trágica historia hay más de un cómplice.
ANTECEDENTES.
“Mauro le pegaba a cada rato a su esposa, ella un día tenía un ojo morado, estaba sanando y luego el otro ojo, tenemos evidencias. Siempre se presentaba la denuncia, pero como eran constantes, la Policía de San Sebastián ya no les querían recibir” denuncia una de las familiares de la pequeña.
Una revelación que debe ser investigada, pues la policía no está para decidir si recibe o no una denuncia, sino para garantizar la integridad y vida de una persona y comunicar a las instancias necesarias este tipo de hechos.
Desde siempre era evidente el entorno de violencia que vivía ese hogar, a eso sumado la escasa economía y excesivo consumo de alcohol. Ante ese escenario, los familiares también se preguntan como es que la pequeña y sus hermanos regresaron a manos de sus padres
TRAGEDIA.
El jueves 13 de marzo fue el desenlace del horror que vivió la menor, ese día sus padres también bebían en exceso, la menor lloraba y su madre ebria, decidió llevársela a la calle porque temía que su esposo le volviera a pegar, de ahí en más no se sabe que pasó, la pequeña desapareció hasta que fue encontrada por su hermana y la madre, muchas horas después en una pampa en el sector de Alto Qosqo. Estaba mal y al notarlo su padre, Mauro Palomino, la llevó de emergencia al hospital Regional, donde diagnosticaron TEC Grave, fractura en el cráneo y también que había sido víctima de abuso sexual. A partir de ahí, policías de la comisaría de Tahuantinsuyo intervinieron y conocieron la atrocidad.
El primero en ser intervenido y luego detenido fue Mauro Palomino (49), él llevó a la menor para que sea atendida, dijo no saber cómo es que sufrió la fractura de cráneo, pero para policías de Investigación Criminal, él era el principal implicado de su situación y por ello se le dispuso siete días de detención preliminar.
Los días siguieron pasando, la menor se aferraba a la vida, en una de las camas UCI del hospital Regional, hasta que no soportó más y murió el día jueves 20 de marzo a causa de un paro cardiorrespiratorio. Desde ese día representantes del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables llegaron a Cusco para ver el caso. Recién, a partir de su muerte, prestaron la atención que este merecía.
NEGLIGENCIA.
La pequeña Flor había crecido prácticamente en una Casa Hogar, ahí estaba a salvo, pero en mayo del año pasado fue devuelta a sus padres, ¿Cuál fue el criterio?, Nadie lo sabe ni lo entiende. Su madre dice que quería estar con ella y así, sin más trámite ni exigencias, le devolvieron a la niña, pero el infierno para ella empezó en ese momento y los encargados de la Unidad de Protección Especial (UPE) no lo evitaron y por el contrario, la dejaron expuesta y vulnerable. La UPE dependen de la Dirección General de Niñas, Niños y Adolescentes (DGNNA) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
INVESTIGADOS.
Henry Aguilera director general de la Dirección de Niños, Niñas y Adolescentes del Ministerio de la Mujer, asegura que el director de la UPE Cusco ya fue retirado de su cargo de manera provisional hasta que la Secretaría Administrativa de Procesos Disciplinarios determine cuáles fueron los criterios para que los funcionarios decidieran la medida de retorno de la niña a su hogar junto a sus hermanos.
“Si hubo omisión de funciones, si no hubo una adecuada evaluación, si tienen los informes completos, se determinará y se aplicará las sanciones penales. Eso será célere” dijo el representante del Ministerio de la Mujer, como adelantando un actuar poco profesional y acorde a la función de quienes debían brindar protección a niños en riesgo. La pequeña Flor y sus hermanos lo estaban y aun así, permitieron que ella vuelva a ese entorno de violencia.
CONTRADICCIONES.
Según el testimonio de tres integrantes de la familia de la pequeña, todos coinciden en que desapareció por muchas horas el 13 de marzo, y la última que estuvo con ella era Rosa Surco, la madre. Al realizar la indagación e interrogatorio, ella entró en contradicciones y por eso es que fue incluida en la investigación. Recientemente, desde el Ministerio de la Mujer indicaron que solicitaron para los padres de la menor, prisión preventiva, sin embargo, el Ministerio Público no ha dado información oficial sobre esto.
“No puede volver a pasar este tipo de cosas, vamos a fortalecer las capacidades de todo el personal de nuestras UPE’s, nuestros CAR (Centros de Acogida Residencial) para que haya un eficiente acompañamiento psicológico de todas las personas violentadas” fueron las declaraciones de Carlos Vilela, viceministro de Poblaciones Vulnerables.
Y rápidamente surgen las preguntas ¿Tuvo que pasar tantos abusos y perder la vida una pequeña de 3 años para que recién se supervise el trabajo de estas unidades? ¿Sus tres hermanos vivieron el mismo horror? ¿Cuántos menores más volvieron a sus hogares para vivir más episodios de violencia como Flor? Además de los directos responsables de su muerte ¿Cuál es el grado de responsabilidad del Ministerio de la Mujer en este caso? ¿Realmente están velando por niños y adolescentes en riesgo y desprotección? Todos esperan que esto se sepa cuando culmine la investigación y la justicia caiga con todo el peso de la ley, para todos los ‘cómplices’ de su muerte.