Por David Ugarte Boluarte
Don Víctor Abel nació un 19 de noviembre de 1937. Por esos años estaba de Presidente de la Republica Oscar R. Benavides y el planeta se hallaba a portas de entrar a la Segunda Guerra Mundial. El “Teacher”, estudió en su amado colegio Salesianos, casa de estudios que también fuera de sus hermanos. Ahí también estudió su hermano Juan Del Castillo Alarcón, compañero de radio y de vida en el magisterio. Colegio de arraigo importante donde complementaron sus valores, su amor por el Cusco.
Fue un padre ejemplar para sus hijos, buen hermano para sus hermanos. La muerte temprana de su mama generó que él adolescente Víctor Abel forjara ese temperamento de lucha que lo acompañó toda su vida hasta el último momento. Siempre contó con orgullo a sus hijos, al Cusco, que se hizo con gran esfuerzo, a base de disciplina, metódico y constante. Así se construyó el hombre que dejaría huella en su paso por la vida.
Estudió y se convirtió en profesor muy joven. En el Perú de esas épocas muchos alumnos acababan el colegio con 20 años o algo más. El joven Víctor Abel tenía que hacerse crecer el bigote para no ser confundido como un alumno más. Famoso por el apelativo de teacher, profesor de varias instituciones educativas de tanta historia y apogeo educativo, San Antonio Abad, Garcilaso de la Vega, Las Mercedes, entre otras. Su vida como docente marcó su temperamento y disciplina. No solamente fue el profesor de inglés, sino de música, tocaba su acordeón, dicen que abrazaba al instrumento como si fuera una mujer amada, con ternura.
Este hombre versátil, inquieto, empezó a mostrar ese voluntarismo nato y pronto crearía la banda de música del colegio Las Mercedes. Organizaba las navidades para los niños y madres pobres del Cusco. Víctor Abel, por su filantropía hacia que para él y su familia la navidad sea un día de trabajo y de compartir, diferente a muchas navidades de otros hogares en el Cusco. Ese fue su sello moral, su solidaridad y compromiso desde el magisterio. En actividades como el turismo, en la prensa, en su casa, su mensaje siempre fue “todo por los cusqueños”.
Aparte de profesor estudió turismo, trabajo en él, conocía de memoria cuantas gradas debían subir para llegar al Wayna Picchu, tremenda memoria y no recordaba así, cuantas veces había recorrido Caminos Inca. Fueron muchas veces las que fue, esos pasos gigantes nutrió su cusqueñismo, conocedor de nuestro patrimonio barroco, expositor de nuestros cuantiosos cuadros coloniales, cada palabra suya provocaba la concentración de turistas, un hombre versátil, polifuncional, carismático.

Muchas generaciones de cusqueñas y cusqueños esculpieron en sus corazones, en más de cinco décadas, la imagen del Teacher.
En su labor de periodista, hizo un periodismo blanco, informativo, de espectáculo, cultural, solidario, cusqueñista. Un hombre que detrás del micrófono construyó un cordón umbilical con su Cusco, ese cordón seguirá vivo y pasaran los años y su voz, sus cuentos, seguirán en el oído, en la retina y memoria de su Cusco inmortal.
Muy responsable con sus radioescuchas; Víctor Abel planificaba, organizaba cada mensaje, cada letra que escribía para leerle a su pueblo. Los que lo conocían de cerca sabían que preparaba un día antes la estructura de su programa.
El pueblo lo buscaba, por que las voces y ecos de justicia, salían con fuerza desde su programa, tele noticiero, ahí las autoridades escuchaban a su pueblo, como cuando una mujer fue a denunciar que por falta de dinero no la atendían en los hospitales, y en plena denuncia se murió. Fue un jalón de oreja para los cusqueños, ahí estaba Víctor Abel, dando apoyo aún en los momentos más difíciles de sus radioyentes.
Esa su magnanimidad, su solidaridad, lo hizo autoridad. Fue elegido alcalde del distrito de Santiago, donde hizo obra, ayudó a mucha gente con su peculio. Por todo eso será siempre recordado y apreciado. Contaba con tanta gracia y singularidad, de aquel alumno que encontró como asesor de un presidente de la república, quién lo reconoció y le dijo: “Profesor soy el alumno a quién le metiste un cocacho y lo desmayó, pero ese cocacho enderezo mi vida”. Lo abrazó y siempre cargó por lo alto haber sido pupilo del Teacher.
Programas como Tele Impactó que en un chispazo de tiempo terminó siendo Tele Impactó y su frase “50 años en el corazón del Cusco”, este programa salía todos los domingos a partir de las 5 am, fue un programa embriónico, fue la placenta de programas como Tele Estrellas, Viaje a lo Desconocido, que siempre estarán en el recuerdo y corazón de los cusqueños.
Emuló al negro Ferrando y su programa “Trampolín a la fama”. No tenía problemas en decirlo, y lo emuló bien generando un programa como “Tele Estrellas”, de ahí salieron cantantes muy queridos por los cusqueños como Jesús Garay, William Luna, Qeromarca. Cada domingo alquilaba un local de cine para desarrollar esta actividad noble, de promocionar nuevos hombres y mujeres de la voz. Buscador de talentos musicales, y sí que lo hizo, ahí está su obra. Están esos hombres del canto que le cantan no solamente al Cusco, al Perú, sino al mundo, y que ahora lloran su muerte. Sí Víctor Abel, no hay abrazo, no hay pañuelo que evite derramar lágrimas por ti, por lo que hiciste por el Cusco.
Partió uno de los amautas de nuestro patrimonio oral, periodista de tantas generaciones, ese hombre que llevó tantas historias de nuestra memoria colectiva a nuestras casas, historias recónditas y de suspenso, qué, como una dosis meliflua, domingo a domingo por la noche, esperábamos cada suceso contado de “Viaje a lo desconocido”.
Junto a su hermano Juan, el maestro Víctor Abel recuperó muchas de esas historias que se estaban perdiendo, y que hoy generaciones nuevas las siguen disfrutando, como la historia de “la chica que tomó el taxi de noche, en Almudena, y se olvidó una prenda en el taxi. Cuando el taxista fue a entregar a su casa dicha prenda, se dio con la sorpresa que esa mujer había muerto hace muchos años. Ese sombrero mágico de historias artísticas, culturales, tradicionales hoy ha partido.
Te fuiste por consecuente, trabajador, pero hasta en eso fuiste coherente, preferirías la muerte antes de no ir a trabajar a tu programa, a tu radio, de no hablarle a tu pueblo, informarle, entretenerlo, minucioso en las cosas. Tu corazón dejó de latir, ese virus maldito nos quita a un cusqueño añorado, querido, pero hasta en estos momentos siempre tuviste un lugar privilegiado en el corazón de tus paisanos. Los protocolos de entierro por el Covid-19 es el cremar los cuerpos, tu catolicismo hacia que seas reticente a ese acto después de la muerte, nadie en el Cusco dijo algo, todos respetaron tu último deseo de ser enterrado en el Almudena, donde descansan cusqueños ilustres como el ex alcalde del Cusco Daniel Estrada, el ex Presidente de la Republica Serapio Calderón, el poeta Andrés Alencastre y hoy un líder cultural, popular como Víctor Abel Del Castillo.
Maestro descansa en paz, el Cusco te extrañará, tu obra es sempiterna. Todos los miembros de la casa del Qosqo Times, le expresamos nuestro más sentido pésame a tu familia. Fuerza, mucha fuerza en estos momentos de dolor.
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