El Cusco también se une a medidas de fuerza
Se acabó la tregua entre los manifestantes y el Gobierno de Dina Boluarte. Siete regiones del sur del país, incluído el Cusco, han decidido reiniciar las protestas desde el 4 de enero, exigiendo la renuncia de la jefa de la Nación, el cierre del Congreso, adelanto de elecciones generales para el 2023 y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Líderes regionales de Cusco, Arequipa, Puno, Moquegua, Madre de Dios, Apurimac y Ayacucho acordaron retomar las manifestaciones, luego de la reorganización de bases realizada en los últimos días, en esta oportunidad indicaron que no habrá tregua hasta conseguir su objetivo.
En Cusco, las trece provincias se preparan para una huelga que podría demandar varias semanas de bloqueos de vías, carreteras y la paralización de todo tipo de actividad comercial. Para ello el 2 de enero se reunirán y ultimarán detalles sobre las acciones a realizar.
La llegada de Dina Boluarte y sus ministros al Cusco solo ha logrado incrementar la ira de la población. Con decenas de fallecidos en medio de las protestas realizadas en todo el país en contra del Gobierno Nacional, las bases sociales se negaron a participar del diálogo, denunciaron la participación de gremios y síndicatos sin carácter de convocatoria y decisión, y dejaron en claro que la huelga se inicia la primera semana del mes de enero.
Los comentarios desacertados de Dina Boluarte respecto a la infiltración de Movadef y ex sentenciados por terrorismo en las protestas, solo han caldeado más los ánimos. Los reclamos no fueron ajenos el día de su presentación en Cusco, cuando su presencia fue rechazada por los dirigentes sociales que llegaron con carteles, cruces negras y megafonos exigiendo su renuncia.
En tanto, el daño a la economía se acrecentaría mucho más, en diciembre el 70% de las reservas turisticas fueron cancelados en el Cusco por la incertidumbre política que conllevaron el cierre del aeropuerto, monumentos y parques arqueológicos por las protestas.
La situación empieza a salirse de control, y la solución a las demandas parece un sueño utópico, cada vez más difícil de lograr. La calma anhelada aún está lejos de encontrarse, con más de una veintena de fallecidos y decenas de heridos, los políticos hablan y prometen de todo pero al momento de actuar prefieren evitar su responsabilidad.
Leave a Reply