MACHUPICCHU: EL AFORO ES UNA BOMBA DE TEMPORADA ALTA

No se esclarece si el año 2024 se seguirá vendiendo boletos de forma presencial.

En Machupicchu persisten proble­máticas que, hasta la fecha, no en­cuentran solución, amenazando con desencadenar un conflicto social con serias repercusiones para el turismo y la reactivación económica del Cusco. El anuncio de la ampliación del aforo de Machupicchu generó grandes ex­pectativas, anunciándose como un lo­gro de la gestión regional al aprobarse los 5600 visitantes. Sin embargo, la falta de especificación sobre su aplica­bilidad solo en fechas puntuales y con un flujo de 4500 visitantes en otras temporadas ha causado descontento. A pesar de este aumento de aforo, aún no se ha oficializado documen­tariamente, generando imprecisiones, como la inclusión o exclusión de las 500 personas que ingresan por el Camino Inca, alimentando la incertidumbre. El denominado “aforo dinámico” no es completamente aceptado, y sectores como Gercetur expresan que podría generar inseguridad en los turistas. La propuesta de crear otro comité para establecer un aforo homogéneo en 2024 refleja la insatisfacción y la ne­cesidad de una solución definitiva.

“Nosotros mantenemos la posibilidad que tenga que ser un flujo homogé­neo, puesto que el mercado es el que tiene que definir , no podemos jugar con la demanda y expectativa internacional que se tiene. Se está for­mando un nuevo cómite el cual va a definir en este mes como es que se va a tratar (el aforo) durante el año 2024”. dijo Saúl Caipani, gerente de Gercetur.

La polémica se intensifica con la vir­tualización del sistema de ventas, es­pecialmente por la adjudicación a la empresa Joinnus, que recibiría el 3.3 % por boleto vendido. Diversos secto­res cuestionan el contrato y sugieren que la empresa privada se beneficiaría a expensas de los fondos destinados al ingreso a Machupicchu.

Desde el Sitracas, se ha amenaza­do con “tomar Machupicchu”, en caso el Ministerio de Cultura no clarifica los pormenores de la con­tratación con la empresa Jonnius. La incertidumbre támbien persiste en torno a la venta presencial de boletos en Machupicchu, garantizada solo hasta finales de año, quedando aún incierto la modalidad para el 2024. La falta de información sobre su continuidad el próximo año preocupa a la pobla­ción de Machupicchu, que depende de estos ingresos para su sustento. El conflicto inminente se agrava con la falta de claridad y explicaciones concretas sobre la virtualización del sistema de ventas. Acusaciones contra el Ministerio de Cultura por favo­recer a terceros aumentan la tensión y podrían ahuyentar a los turistas. En este contexto, la falta de compro­miso y la procrastinación de las au­toridades culturales al abordar estos problemas podrían desencadenar un nuevo conflicto social en Machu­picchu, poniendo en peligro la esta­bilidad turística y económica de la región.

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