La respuesta obviamente es… desde hace varios siglos. Pero, ¿qué es lo que pasa?, si los conceptos, definiciones, teorías, estudios acerca de la formación integral, los conocemos; ¿porque es que seguimos padeciendo o sufriendo la carencia de profesionales, técnicos, en fin, de personas dotadas de esa integridad? Los trabajadores o funcionarios de confianza al interior de instituciones públicas, donde campea la corrupción, nos dicen que es muy difícil y casi imposible ser ético, porque la situación es dura, que los sueldos son bajos, que tienen muchas obligaciones y escasos recursos; quizás razón no les falte, pero, como excusa no nos parece, que eso los induzca a ser corruptos. Solo como parte formativa, debemos recordar lo que es ser una persona con formación integral. Es aquella persona que alcanza un nivel de conocimientos de tal manera que se pueda desempeñar técnicamente con un solvente nivel de respuesta a las exigencias; al mismo tiempo, ese técnico, formado, y al haber alcanzado un nivel de destreza alto, también debería manifestar una personalidad sólida, cimentada en valores, en principios en reglas o normas de vida, la misma que debe hacerla evidente en cada uno de sus actos ante la sociedad en la que vive. Es decir, una persona formada con integridad, es aquella, con bases firmes originadas en el seno familiar, con valores, con ética, de tal modo que sea un ciudadano paradigma de los demás, ejemplo a seguir, modelo de vida, líder en todo el sentido de la palabra. Es ese tipo de ciudadanos que necesitamos hoy en día, y al inicio de este artículo, comenzamos formulando una pregunta, ¿desde cuándo está de moda? Parece mentira, pero, la respuesta nos lleva hasta 2500 años atrás, cuando el maestro Isocrates, hacia sus reflexiones al pueblo griego. Isocrates fundó en el año 392 a. C. una importante escuela de oratoria que se hizo muy famosa, no solo por la eficacia de su instrucción, sino también por el hecho (emanado de su formación socrática y platónica) de incluir en su plan de estudios la educación ética del ciudadano. Desde aquel tiempo hasta el actual, diferentes personas que han alcanzado una representación política, un cargo importante en el gobierno, la representación parlamentaria, un municipio, una regiduría, etc., siempre han enarbolado poseer una personalidad integra, con una profunda vocación de servicio, etc. Y ¿qué ha pasado? Al llegar o conseguir su objetivo político, entonces les ocurre algo, se olvidan de todo lo que dijeron, de todo cuanto discurso les pudo permitir decir, y se vuelven déspotas, tiranos, prepotentes, abusivos, inmorales, ladrones, y en lugar de ser líderes cambian el título y se convierten en cabecillas de bandas organizadas legalmente, y todavía con la ayuda del pueblo. Hoy que atravesamos una coyuntura especial en nuestro país, sepamos identificar quienes son esos ciudadanos, formados integralmente que nos quieran representar en futuras elecciones, sea para Presidente, Congresistas, Gobernadores, Alcaldes o Regidores, deberían estar dotados de una sólida formación integral, con valores, principios, y ética.