Vida y obra de don Juan Manuel Cárdenas
En días pasados y gracias a la gentil invitación de mi amiga Gioconda asistí a la conferencia que daba el artista francés de origen peruano Alain Cárdenas allí en la sala de conferencias de la escuela de bellas artes y flanqueado por profesores y otros artistas locales, el menudo francés de alba cabellera hablaba y atendía a todos con proverbial paciencia a pesar que denotaba cierta fatiga, en un momento mi amiga me hace señas con la mano y acudo presto al artista que por fin estaba libre nos presentaron y algo pude hablarle en mi venido a menos francés. Luego de unos minutos donde además nos acompañaba su simpática traductora quedamos en vernos al día siguiente a las 16 horas en la Casa Garcilaso ya que en ese museo se estaba exponiendo la obra de su padre un artista autodidacta nacido en Urubamba que allá por los años 20 llego a París sin nada más que su talento. Apenas llegue al local trepe al segundo piso donde a lo lejos divise a Alain llevaba como el día anterior una especie de maletín de cuero color natural y su simple pero elegante estilo al vestir muy parisino por cierto. Entramos a la sala que se llenaba con la voz de Alain que salía de un televisor al parecer se trataba de una entrevista en la que hablaba de esta muestra, de las 3 paredes restantes colgaban una veintena de cuadros de formato pequeño…era la obra de don Juan Manuel Cárdenas Castro su padre que casi 100 años después volvía a su Cusco querido, ese Cusco que jamás olvido, ese mismo que plasmo en cada uno de sus cuadros, con temáticas tan sencillas como idílicas, allí están los colores de la tierra y su gente, de trazos simples pero vigorosos, pinceladas que a cientos de kilómetros recordaban al artista ese su mundo, su tierra, su sangre quien sabe si cada uno al final no fue sino un arranque de melancolía, de nostalgia como sus personajes que tiene una carga de profundo sentimiento, al final el artista solo quería en el fondo volver a sus raíces andinas a su infancia de cuando niño y aun de joven cuando solo quería vivir el mundo a su manera aun si esto significaba vivir lejos de todo lo que añoraba. “Nosotros éramos 5 hermanos, vivamos cerca al museo del hombre muy cerca a la torre Eiffel, de todos solo yo he tomado la posta de mi Padre y fue justamente el quien me inculco el amor por el arte” me dice emocionado y recordó también que su padre se encontró allá en parís con otros tantos artistas del pincel y la pluma “Cesar vallejo solía cargar a mi hermano mayor Rodolfo en sus hombros y el siempre decía que la cabeza de vallejo era inmensa” sonríe Alain al revivir este episodio y sus ojos se nublan al recordar pasajes familiares donde recuerda a su padre como un papa cariñoso y amable aquel hombre cuyos restos reposan en el célebre cementerio de Montparnasse allí al lado de celebridades mundiales como: Jean Paul Sartre, Baudelaire, Simone de Beauvoir, Julio Cortazar, Samuel Beckett etc. y claro también Cesar Vallejo su gran amigo y compatriota, quiso el destino a estos artistas asignarles un lugar fuera de su tierra, allá en Europa la muerte los sorprendió muy lejos de su gente. Pero Cusco tuvo estas semanas algo del alma de este Cusqueño, y ahora esta muestra se va nada menos que a Urubamba su tierra, ya no será él en cuerpo físico, sino su obra impregnada de amor por lo suyo ese pedazo de su alma que retorno como quien vuelve tras sus pasos…