Discotecas siguen operando en el centro del Cusco.
La inseguridad, la violencia, la venta de alcohol adulterado y drogas entre otras situaciones adversas se ha convertido en pan de cada día en los locales nocturnos que se ubican en el centro del Cusco.
A días del caso de Lenin Quenaya que murió luego de asistir a una discoteca de calle Suecia, las autoridades cusqueñas se empeñaron en mostrar que se había iniciado un plan de recuperación integral del casco urbano, ello implicaría el cierre de las discotecas clandestinas y la aplicación de medidas más restrictivas; sin embargo, un breve recorrido por estas zona revela que las discotecas del centro de la ciudad y siguen funcionando en completa impunidad. La proliferación de las discotecas y los bares en Teqsecocha, Procuradores y Suecia han convertido la zona en tierra de nadie. Tras la intervención que se realizó esta semana al local Arkadia de calle Suecia, se pudo evidenciar el sinfín de irregularidades en los que suelen atender estos locales que carecen de toda documentación de por medio.
Las horas de diversión aquí iban acompañadas de la venta de licores adulterados que no son aptos para el consumo humano, ello junto a la comercialización de marihuana. Tras constatarse que en este local también se atentaba contra el patrimonio cultural, al llevarse a cabo acciones de huaqueo que dañaron infraestructura inca, las autoridades prometieron mano dura contra los antros de la perdición. Desde el Ministerio Público se anunció que se haría respetar el horario límite de 23:00 para el cierre de los locales nocturnos, y que para ello se cerrarían las vías adyacentes con la participación de policías y serenos. Pero la clausura de este local, es minúscula en comparativa a la gran cantidad de establecimientos que funcionan en el centro de la ciudad. Además, el anuncio de la restricción en el horario de atención de estos locales nunca llegó a cumplirse. Los testigos de esta situación son los vecinos que denuncian que el sueño de residir en el centro del Cusco se ha convertido en una verdadera pesadilla.
La estrepitosa música que empieza desde las 18:00 aproximadamente hasta las 6:00 o 7:00 del día siguiente, junto al consumo desmesurado de alcohol y de sustancias nocivas se convierten en un cóctel peligroso que desencadenan peleas callejeras, casos de robo y hurto, e incluso muertes. A metros de los locales nocturnos se ubican diferentes colegios e iniciales. Los padres de familia y los menores de edad también son testigos de las escenas que protagonizan las personas que salen de estos locales.
“La calle Suecia parece un camal de ganados, yo traigo diario a mi hijo al jardín y veo sangre regada, borrachos en la calle. Se deben cerrar las discotecas, a menos de 100 metros de una institución no puede haber estos locales”, denuncia Liz Quispe, madre de familia.