ANULAN CONDENA POR IRREGULARIDADES EN JUICIO POR VIOLACIÓN SEXUAL

Sala Penal de Apelaciones detectó que juezas no estuvieron presentes en audiencias clave; caso será nuevamente juzgado.

Un hecho que deja al descubier­to serias deficiencias en la adminis­tración de justicia en Cusco. La 2da Sala Penal de Apelaciones revisó el caso de Zoran Miguel Pérez Gueva­ra, un joven condenado en diciembre de 2024 a 20 años de cárcel efectiva y al pago de 20 mil soles de reparación civil por el delito de violación sexual, y determinó graves irregularidades en el proceso que llevaron a anular la sentencia y ordenar un nuevo juicio.

En febrero de este año, Zorán Pé­rez fue sentenciado a 20 años de pena privativa de libertad efectiva por ha­llársele culpable por el delito contra la libertad, en su modalidad de vio­lación de la libertad sexual, subtipo violación de persona en incapacidad de dar su libre consentimiento, pre­visto y sancionado en el artículo 172 del Código Penal, en grado de con­sumado, sentencia emitida por el Pri­mer Juzgado Penal.

Sin embargo, ocho meses des­pués, durante la revisión, el colegiado advirtió que las juezas Carla Líva­no Córdoba e Ingrid Farfán Vargas, quienes firmaron la condena, no es­tuvieron presentes en audiencias de­terminantes, incluyendo las diligen­cias de Cámara Gesell, declaraciones de testigos y la actuación de pruebas principales. Peor aún, se comprobó que participaban simultáneamente en otros juicios, lo que impidió que perciban directamente las pruebas que sustentaron la sentencia.

“Tenemos un grave problema en la administración de justicia. Algunos jueces no comprenden que su prin­cipal función es escuchar y percibir directamente la prueba. No se puede condenar sin haber estado presente en el juicio”, señaló el abogado Rami­ro Alatrista, defensor de Zoran Pérez.

ABUSO DE LA VIRTUALI­DAD. El abogado denunció además que, durante las audiencias virtuales, las juezas no activaban sus cámaras, incumpliendo resoluciones adminis­trativas que obligan a garantizar la transparencia del acto procesal. “Así no sabemos si nos escuchan, prácti­camente los abogados hablamos a un monitor”, cuestionó Alatrista.

La defensa presentó un exhausti­vo trabajo de contraste entre horarios y registros judiciales, confirmando que los magistrados dirigían varios procesos en simultáneo. “De la acu­sación pasaban a la sentencia como si no existiera juicio oral de por medio”, añadió.

UNA CONDENA SIN PRUE­BAS CONCRETAS. De acuerdo con el expediente, no existen exáme­nes biológicos, signos de violencia ni testigos directos que acrediten la acusación. El abogado sostuvo que el relato de la presunta víctima resulta incoherente y contradictorio con las pruebas audiovisuales presentadas.

“No hay una sola evidencia incri­minatoria que justifique la condena. La justicia debe basarse en pruebas, no en suposiciones”, enfatizó la de­fensa.

HABLA ZORAN. En diálogo exclusivo con Tendencia Semanal, Zoran Pérez relató los meses que vi­vió oculto, tras ser condenado:

“Los días fueron crueles. Han sido más de 300 días luchando por mi libertad. A lo largo de mi vida solo me dediqué a progresar. Viví la hipo­cresía de personas que decían ser mis amigos. Hoy alzo la voz por los ino­centes que están presos injustamente. No se rindan, confíen en Dios”, ex­presó.

INVESTIGACIÓN EN LA JNJ. Ante los hechos, la Sala Supe­rior remitió copias del expediente a la Junta Nacional de Justicia (JNJ) para que se inicie una investigación disci­plinaria contra las juezas involucra­das. La denuncia advierte que estas prácticas no solo vulneran el derecho a un debido proceso, sino que ponen en riesgo la credibilidad del sistema judicial.

“No se está trabajando en la va­loración real de los testimonios. Cuando se trata de una imputación tan grave, el Ministerio Público debe actuar con objetividad, no solo bus­cando confirmar la versión del de­nunciante, sino también del acusado”, sostuvo Alatrista.

NUEVO JUICIO. Con la nuli­dad de la sentencia, el Poder Judicial dispuso levantar la orden de captura y realizar un nuevo juicio con otro co­legiado.

“Esperamos que esta vez los jue­ces escuchen, vean las pruebas y bus­quen la verdad”, concluyó la defensa.

El caso de Zoran Pérez Guevara evidencia que la desatención y el uso irresponsable de la virtualidad pue­den decidir el destino de una perso­na. Su nuevo juicio será una prueba no solo para demostrar su inocencia, sino también para medir la capacidad del Poder Judicial de reconstruir la confianza ciudadana en la justicia y garantizar que nunca más se condene sin haber escuchado la verdad en sala.